Las relaciones íntimas son en elemento importantísimo de la relación de pareja: ayuda a fortalecer los lazos, fomenta el apego, afianza el amor y produce endorfinas que dan felicidad, por eso, cuando este aspecto falla, se presenta una crisis en la pareja.
Es natural que la frecuencia e intensidad del deseo vaya disminuyendo con el paso del tiempo, sin embargo, cuando uno de los miembros de la pareja pierde por completo el apetito sexual o su capacidad de disfrutarlo, el otro miembro de la pareja puede interpretarlo como una señal de alarma.
¿Por qué sucede esto?
En este artículo no abordaremos las razones físicas, como la depresión, el estrés, los trastornos tiroideos o los cambios hormonales de la menopausia, pues éstas deberán ser descartadas por un médico. Abordaremos las causas personales, es decir, las que involucran específicamente a un miembro de la pareja; y las causas relacionales, es decir, aquellas que surgen debido a las dificultades que la pareja tiene fuera de la cama, y que se reflejan en ella.
Causas personales:
- Concepción inadecuada del sexo:
algunas chicas hemos crecido escuchando ideas acerca de que el sexo es sucio y pecaminoso; en el caso de los chicos, es posible que su primer encuentro con lo sexual haya sido por medio de la pornografía, donde la relación sexual es mostrada como algo burdo y ajeno a la relación romántica. Estas ideas pueden hacer que en la relación sexual con la propia pareja se produzcan sentimientos de culpa o desagrado que pueden ocasionar la falta de deseo sexual.
-Problemas de identidad sexual:
Con esto no nos referimos a deseos homosexuales ocultos, sino a sentirse incómodo con el rol sexual que desempeña. Es el caso, por ejemplo, de mujeres que no han tenido un modelo materno saludable, y se sienten inconformes reproduciéndolo, lo que hace que dentro de la relación sexual, su papel femenino no les sea tan atractivo.
-Desconocimiento del propio cuerpo:
las mujeres, por motivos culturales, estamos menos familiarizadas con nuestro propio cuerpo. Es posible que una chica que no consigue satisfacción dentro de la relación sexual, pronto la encuentre aburrida y se rehúse a repetirla.
-Traumas sexuales:
Las historias infantiles de abuso sexual, o bien, el haber tenido en el pasado parejas sexuales abusivas, dejan una huella importante en la víctima que provoca que el acercamiento sexual se viva como atemorizante.
Razones relacionales:
La relación sexual es el espejo de la relación cotidiana. Por ello, todo lo que sucede fuera de la cama, - la calidad de la comunicación, los conflictos sin resolver, las luchas por el poder, etc.-, termina, tarde que temprano, dentro de ella.
-Rencores y resentimientos:
a menudo, después de una pelea prolongada, la pareja anhela recuperar la calma, y es posible que los conflictos se dejen de lado para retomar la relación, quedando estos sin solución, o bien, sin que el conflicto haya quedado perdonado. Este conflicto se manifestará tarde o temprano en la relación sexual.
-Disfunciones sexuales anteriores:
cuando anteriormente algún miembro de la pareja ha tenido problemas para perpetuar la relación sexual, y se ha sentido frustrado o rechazado por su pareja, en el siguiente encuentro sentirá temor de tener un mal desempeño, y este mismo temor le obstaculizará para actuar con naturalidad. El problema se desarrolla entonces como una bola de nieve, va creciendo sin control y alimentándose a sí mismo hasta hacer necesaria la intervención de un profesional de la salud.
-Rutina:
tanto si la pareja ha desarrollado ese pesado sentimiento de estar arrutinado en la relación diaria con su pareja, como si se ha olvidado de introducir novedad y frescura a la relación sexual, la rutina es un elemento mortal para la pasión.
-“Sexo mercantil”:
sucede cuando el hombre exige el sexo a la mujer como parte de sus deberes, y ésta, a su vez, condiciona la relación sexual a cambio de que el marido mantenga satisfechas las necesidades económicas de la familia. Debido a esta dinámica, el acto sexual deja de ser espontáneo, placentero y una demostración de afecto, para convertirse en un campo de batalla donde se disputa el poder.
-Desamor:
Por último, cuando el amor en la pareja se termina, el deseo sexual se acaba también. Sin embargo, es importante mencionar que el término del amor sucede, precisamente, por descuidar los puntos anteriores.
¿Qué hacer?
Es importante que sepa que aun cuando su pareja no esté dispuesta a asistir a una terapia psicológica, es suficiente con que usted lo haga. Sin importar si es usted o su pareja quien ha perdido el apetito sexual, si la causa de ello radica en lo relacional, ambos se verán enormemente beneficiados, y la relación mejorará no sólo en el aspecto sexual.
Si usted se ha identificado con algunas de las causas personales de la baja de deseo sexual, es importante que asista a terapia psicológica, pues el apetito sexual disminuido es tan solo uno de los muchos síntomas que se irán manifestando a lo largo de su vida. Las consecuencias de no atender este tipo de situaciones pueden dañarle gravemente tanto en su relación como en su autoestima.
Para las parejas que apenas inician con una crisis de este tipo, recomendamos explorar juntos qué aspectos relacionales han estado descuidando. Es importante que la pareja de quien presenta una baja de apetito sexual se muestre comprensivo y paciente con su compañero, que evite criticarlo o exigir, y ofrezca hacer lo posible por ayudarle a salir de esa situación.
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